lunes, 22 de agosto de 2011

 AMALIA DOMINGO SOLER
                                                                       Biografía

Amalia nació en un hogar muy humilde, el 10 de Noviembre de 1835, en Sevilla. A los 8 días de su nacimiento se quedó ciega. A los 18 años empezó a publicar poesías; cuenta Amalia que ella respetaba y veneraba a su madre profundamente y permanecieron juntas hasta sus 25 años, cuando su madre falleció. En los primeros días de la muerte de su madre, la acompañaron amigas de ella. Durante seis meses sus parientes le dieron una pequeña pensión a cambio de ser la costurera de la casa, pero a los seis meses ellos le dijeron que no podían más hacerse cargo de ella, y viajó a Madrid. Pasó el tiempo y no pudiendo pagar su habitación, aceptó una que le ofrecieron gratis en un taller de pintores. Al sentir que no tenía nada en este mundo, le vino de nuevo la idea del suicidio. Un buen día sintió una gran sacudida, haciéndola pensar acerca de las religiones. Pensó que los creyentes dicen que son felices y empezó a recorrer todas las iglesias. Un día asistiendo a una iglesia evangélica conoció a Engracia, quien sabiendo de su ceguera le aconsejó que visitara a un doctor llamado Hysern, homeópata de éxito que ya había hecho grandes curas.
En este periodo, Amalia también tuvo contacto con un médico materialista quien le dijo que había unos nuevos locos que creían con la mejor fe del mundo que el Espíritu vive toda la eternidad, encarnando tantas veces como lo necesita en la Tierra y en otros mundos, adquiriendo conocimientos, perfeccionándose y pagando las faltas del pasado. Al ver el interés de Amalia en estas personas se comprometió con ella a llevarle un periódico que recibía y que se llamaba "El Criterio". Así lo hizo. Al día siguiente, le llevó el periódico y le leyó un artículo, tras lo que Amalia pronunció: "El Espiritismo es la verdad". A partir de ese momento cuenta Amalia que empezó a estudiar el Espiritismo y que una mañana en su casa empezó a sentir en su cabeza una sensación dolorosa y extraña; al mismo tiempo le pareció escuchar voces extrañas y confusas que decían: "¡Luz! ¡Luz!". Sin saber por qué empezó a llorar y sin darse cuenta miró al espejo y notó que tenía los ojos abiertos como hacía mucho tiempo no los tenía. Entonces Amalia preguntó en voz alta como si alguien pudiera contestarle ¿Habrá llegado la hora de recibir mi libertad? Y oyó un sí, con una voz muy lejana. En ese momento recobró la visión y salió corriendo hacia donde estaba el médico a quien dijo que ya había recobrado la vista y que de ahí en adelante no tendría que esforzarse.
A partir de ese momento, Amalia empezó una nueva vida después de una anterior de sufrimiento y de grandes carencias, encontró trabajo y se propuso seguir estudiando el Espiritismo. Envió poesías a los periódicos "El Criterio" y "La Revelación" de Alicante. Tras lo que fue invitada a escribir en los periódicos, publicando su primer artículo espiritista en el número nueve del año 1872, en "El Criterio" titulado "La fe espiritista". Así se puso en contacto con la Federación Espirita Española y leyó por primera vez una poesía dedicada a Allan Kardec el cuatro de Abril de 1874. A partir de entonces, directores y editores de revistas y periódicos espiritas le escribían pidiéndole trabajos; dice Amalia que lo que escribió en esa época le asombraba porque no tenía ni diccionarios, ni libros de gramática.
Esa tarde Amalia se encontraba profundamente triste, empezó la sesión con muchas oraciones, entrando en un silencio y recogimiento muy profundo, el médium empezó a llorar -ese era Miguel Vives-. Sin que en su rostro se revelase la angustia y el sufrimiento el director del trabajo le preguntó: ¿Quién eres, Buen Espíritu? ¿A quién buscas aquí? Y él respondió: "A mi pobre hija". En ese momento Amalia sintió una sacudida y una emoción muy profunda, era su primera comunicación familiar y cuenta que jamás sintió tanto calor en su vida como en esa ocasión. Su madre le dijo que siempre había estado con ella en los momentos difíciles. Otro punto importante de la vida de Amalia fue cuando empezó, el 9 de Julio de 1879, a mantener contacto con el Espíritu del Padre Germán. Él le dijo que estaría para ayudarla en sus escritos y que sería su guía. Con la muerte de Luiz, el director del Centro, Amalia se hizo cargo de la dirección del mismo. Siguió trabajando hasta el 19 de Abril de 1909 cuando desencarnó. Los principales libros de Amalia Domingo Soler son "Te perdono", "Memorias del Padre Germán", "Sus más hermosos escritos", "Ramos de violetas", "Hechos que prueban", "Memorias" y la revista "La Luz del porvenir" que dirigió durante 20 años.



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