viernes, 23 de septiembre de 2011

Estudiando "El libro de los Espíritus"

Elementos Generales
del Universo
Por Wellington Bossi.
En El Libro de los Espíritus nos trae en su segundo capítulo definiciones del universo: nos explica su formación y sus elementos fundamentales: la materia y el espíritu. Las respuestas de kardec son aclaradas por los Espíritus, afirmando en un determinado momento que “Dios no permite que todo sea revelado al hombre en la tierra. El velo se levanta para él conforme va depurándose. Pero, para comprender ciertas cosas necesita facultades que todavía no posee” (preguntas 17 y 18).
¿No puede el hombre, mediante las investigaciones científicas, penetrar en algunos de esos secretos de la Naturaleza? Pregunta Kardec. “La ciencia le ha sido dada para su avance en todas las cosas, pero no puede sobrepasar los límites fijados por Dios. Cuando más le es permitido al hombre avanzar en la revelación de su admiración por el poder y la sabiduría del Creador. Empero, ya sea por orgullo o por debilidad, su inteligencia misma lo hace a menudo juguete de la ilusión. Acumula sistemas tras sistemas y cada día que pasa le muestra cuántos errores ha tomado por verdades y cuántas verdades rechazó por conceptúalas errores. Son esas otras tantas decepciones para su orgullo.”
“Fuera de las investigaciones científicas, ¿puede el hombre recibir comunicaciones de un orden más elevado, sobre aquello que se sustrae al testimonio de sus sentidos? Vuelve a preguntar kardec. “Sí, si Dios lo juzgar útil revelará al hombre lo que la ciencia no puede enseñarle”. Veamos ahora, resumidamente, como los Espíritus definen a los elementos fundamentales del universo:
El Universo está compuesto por tres elementos generales, a modo de Trinidad Universal, que son: Dios, espíritu y materia. La materia que la une para componer este universo es fluido universal, elemental básico de la creación del cual se forma todo lo demás.
Materia: es el vínculo que encadena al Espíritu. Rs el instrumento que le sirve y sobre el cual, al mismo tiempo, ejerce su acción. Este punto de vista se puede afirmar que la materia es el agente, el intermediario con cuyo concurso y sobre el cual obra el Espíritu. La materia, a su vez, está formada por un elemento primitivo, más esencial todavía que el átomo, el electrón, el quark o el leptón, que sería el origen de los diferentes tipos de materia.
El Espíritu es el principio inteligente del Universo, siendo la inteligencia del Universo, SINDO la inteligencia atributo esencial del Espíritu. De esa forma, podemos establecer una distinción entre la entidad llamada Espíritu, es decir, el segundo ingrediente fundamental del Universo. La pregunta 27 nos aclara: “¿Existen, por lo tanto, dos elementos generares del Universo: la matéria y el Espíritu?”.  Y nos responde: “Sí, y encima de ambos, Dios”. Aquí se refieren al elemento general y no a la entidad en sí. Entre la materia y el Espíritu un tercer elemento: el fluido universal. En la misma pregunta 27 los Espíritus afirman: “Al elemento material hay que añadir el fluido universal, que desempeña un rol de intermediario entre el espíritu y la materia propiamente dicha, demasiado grosera para que pueda el espíritu ejercer una acción sobre ella. Aunque, desde cierto punto de vista, se pudiera considerar como elemento material, él se distingue por propiedades especiales”. Y más adelante concluyen: “Este fluido universal es el principio sin el cual la materia permanecería en perpetuo estado de dispersión y no adquiriría jamás las propiedades que la gravedad le otorga”.
Sobre todo eso kardec añade la siguiente reflexión, que utilizamos a modo de conclusión: “Un hecho evidente predomina en todas las hipótesis: por una parte, vemos materia que no es inteligente. Por la otra, vemos un principio de inteligencia independiente de la materia. El origen y la conexión de ambos nos son desconocidos. Tengan o no una fuente común y puntos de contacto necesarios; posea la inteligencia su existencia propia,  o constituya una propiedad, un efecto; sea ella una emanación de la Divinidad, he ahí lo que ignoramos. Ambos se nos aparecen distintos, por eso los admitimos como integrando dos principios constitutivos del Universo”.

Fuente: Revista Visió Espítira, Nº 05

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