viernes, 30 de septiembre de 2011

Estudiando "El libro de los Espíritus"


La Creación de Los Mundos

Por Wellington Bossi.

En su capítulo tercero, El Libro de los Espíritus nos habla sobre la formación de los mundos, la formación de los seres vivientes, la población del planeta Tierra y sobre la diversidad de las razas humanas. Os presentamos aquí un resumen con algunos comentarios adicionales para nuestra reflexión.
El Universo es indudablemente obra de Dios, creado por Su voluntad. La explicación que la ciencia actualmente da sobre la creación de los mundos y de los demás cuerpos estelares todavía no está completa, pues la inmensidad y la complejidad del Universo es extraordinaria. Sin embargo, podemos considerar de modo general que la Tierra se formó por la condensación de materia nebulosa diseminada en el espacio. Al principio era un caos, los elementos fluían de un sitio a otro, pero poco a poco la materia fue agrupándose.
Eones después, comenzaron a aparecer microorganismos y otros seres vivos adaptados al estado en que se encontraba el globo. La Tierra ya contenía los gérmenes de la vida en estado la-tente, que esperaban solamente las condiciones adecuadas para eclosionar y desarrollarse. Los seres de cada especie se reunieron, multiplicandose. “La química nos muestra a las moléculas de los cuerpos inorgánicos uniéndose para formar cristales de una regularidad constante, según cada especie, tan pronto como alcanzan las condiciones requeridas.
La menor perturbación que se opere en tales condiciones basta para impedir la reunión de los elementos o, cuando menos, su disposición regular, que constituye el cristal” (pregunta 45 de El Libro de los Espíritus). La especie humana, una vez creada y distribuida por el globo terrestre, poseía dentro de sí los elementos requeridos para su formación, con la finalidad de transmitirlos según las leyes de reproducción. Los Espíritus afirman que el mítico Adán vivió alrededor de 4000 años antes de Cristo. El primer hombre, nos aclaran, no fue el primero ni tampoco el único que pobló la Tierra en aquella época. Adán fue un individuo más pero representativo en términos explicativos, de una de las colectividades humanas que se fueron desarrollando hasta el día de hoy.
La diversidad de las razas deriva de los distintos climas, estilos de la vida y de los hábitos. Habiendo poblado la Tierra en distintas épocas, las razas se fueron mezclando, formando entonces nuevos genotipos. A pesar de tantas razas y factores determinantes para sus existencias, los Espíritus nos explican que la humanidad es una única familia, siendo todos hermanos en Dios, por cuanto nos hallamos animados por un Espíritu idéntico en su esencia. Dios pobló todos los mundos con seres vivientes, cada uno con un objetivo de acuerdo con su evolución espiritual. Creer que Él confinó a los seres en un único planeta sería dudar de su sabiduría y de su grandeza. Seguramente, en los diferentes mundos las formas vivientes no se asemejan necesariamente con las formas conocidas en nuestro planeta, ya que los seres que habitan los distintos mundos deben adecuarse al medio físico en el que son llamados a vivir.

sábado, 24 de septiembre de 2011

¡Quiero ser Médium!
por Agnaldo Cardoso.

Aunque muchos insistan en afirmar que la mediumnidad es una deuda, antes de cualquier otra cosa, basándose en una afirmación de Emmanuel, (Esa afirmación precisa ser mejor interpretada), en realidad, mediumnidad es un serio compromiso que asumimos conscientemente antes de volver a la carne, sea por sugestión de la espiritualidad superior o por iniciativa nuestra. Mediumnidad es el instrumento de nuestra evolución y oportunidad de reparación de un más que probable pasado de errores. No queriéndola cuando ya estamos aquí, es huir de la responsabilidad, del compromiso, que asumimos en el mundo espiritual, en detrimento de nosotros mismos.
El espiritismo está con nosotros hace ciento cincuenta años y aun hoy la practica mediúmnica claudica en muchas casas espiritas. No son raros los casos en que, en la primera visita, la persona es encaminada al desarrollo de su mediumnidad, mismamente, no teniendo ninguna noción sobre cómo se procesa el intercambio con los espíritus. El resultado de eso, muchas veces, es desastroso: personas quedan apavoradas y con ideas equivocadas sobre el contacto entre los hombres y los desencarnados. Y esa mentalidad es cultivada entre nosotros básicamente, por el poco o ningún estudio doctrinario, sobre todo de las obras básicas. Sabemos que el fenómeno mediúmnico es un buen medio de atracción para los que aun no conocen el Espiritismo, pero no se puede invertir la escala de valores de las cosas. El estudio, la divulgación de la Doctrina Espirita y la reforma intima, fundamentales para la vida futura del espíritu inmortal, deben ser las principales preocupaciones de los espiritas, principalmente de los dirigentes. Millares de personas, golpean las puertas de los centros espiritas, presentando síntomas de mediumnidad, deseando ser asistidas, a fin de librarse del desequilibrio.
Gran parte de los médiums principalmente quieren desarrollar la mediumnidad, mismamente desconociendo completamente lo que esto significa, pues creen que, únicamente, en la sesión mediúmnica, desarrollaran su mediumnidad, sus obsesores serán doctrinados y alcanzaran automáticamente el equilibrio, la paz y la salud. ¡En otras palabras, quieren la conquista mágica y fácil, a través del simple fenómeno mediúmnico! Grupos espiritas, sin conocimiento más profundo del Espiritismo, ansiosos en aumentar el número de trabajadores de la casa, encaminan a personas para la práctica mediúmnica, solamente porque demuestran poseer mediumnidad.
Cuando alertados, muchos dirigentes afirman estar haciendo un acto de caridad, cuando, la verdad, podrán estar promoviendo una tremenda desorganización psíquica, forzando al desarrollo mediúmnico en personas que no están preparadas. El error es más grave, porque la prisa con el fenómeno mediúmnico, convierte el fenómeno más importante que el propio Espiritismo. Y el resultado infeliz, la suma de la poca preparación de los dirigentes, con la persistente mala voluntad de los médiums en estudiar Espiritismo. Repetimos: El estudio continuado, la divulgación incesante de la Doctrina Espirita, principalmente por el ejemplo, y la indispensable y indelegable reforma intima, absolutamente fundamentales para la vida futura del espíritu inmortal, deben ser siempre las principales preocupaciones de los espiritas, principalmente de sus dirigentes.

Extraído de la “Revista Cristã de Espiritismo” Traducido por Jacob.
http://www.luzespiritual.org/articulos/4742-iquiero-ser-medium

viernes, 23 de septiembre de 2011

Estudiando "El libro de los Espíritus"

Elementos Generales
del Universo
Por Wellington Bossi.
En El Libro de los Espíritus nos trae en su segundo capítulo definiciones del universo: nos explica su formación y sus elementos fundamentales: la materia y el espíritu. Las respuestas de kardec son aclaradas por los Espíritus, afirmando en un determinado momento que “Dios no permite que todo sea revelado al hombre en la tierra. El velo se levanta para él conforme va depurándose. Pero, para comprender ciertas cosas necesita facultades que todavía no posee” (preguntas 17 y 18).
¿No puede el hombre, mediante las investigaciones científicas, penetrar en algunos de esos secretos de la Naturaleza? Pregunta Kardec. “La ciencia le ha sido dada para su avance en todas las cosas, pero no puede sobrepasar los límites fijados por Dios. Cuando más le es permitido al hombre avanzar en la revelación de su admiración por el poder y la sabiduría del Creador. Empero, ya sea por orgullo o por debilidad, su inteligencia misma lo hace a menudo juguete de la ilusión. Acumula sistemas tras sistemas y cada día que pasa le muestra cuántos errores ha tomado por verdades y cuántas verdades rechazó por conceptúalas errores. Son esas otras tantas decepciones para su orgullo.”
“Fuera de las investigaciones científicas, ¿puede el hombre recibir comunicaciones de un orden más elevado, sobre aquello que se sustrae al testimonio de sus sentidos? Vuelve a preguntar kardec. “Sí, si Dios lo juzgar útil revelará al hombre lo que la ciencia no puede enseñarle”. Veamos ahora, resumidamente, como los Espíritus definen a los elementos fundamentales del universo:
El Universo está compuesto por tres elementos generales, a modo de Trinidad Universal, que son: Dios, espíritu y materia. La materia que la une para componer este universo es fluido universal, elemental básico de la creación del cual se forma todo lo demás.
Materia: es el vínculo que encadena al Espíritu. Rs el instrumento que le sirve y sobre el cual, al mismo tiempo, ejerce su acción. Este punto de vista se puede afirmar que la materia es el agente, el intermediario con cuyo concurso y sobre el cual obra el Espíritu. La materia, a su vez, está formada por un elemento primitivo, más esencial todavía que el átomo, el electrón, el quark o el leptón, que sería el origen de los diferentes tipos de materia.
El Espíritu es el principio inteligente del Universo, siendo la inteligencia del Universo, SINDO la inteligencia atributo esencial del Espíritu. De esa forma, podemos establecer una distinción entre la entidad llamada Espíritu, es decir, el segundo ingrediente fundamental del Universo. La pregunta 27 nos aclara: “¿Existen, por lo tanto, dos elementos generares del Universo: la matéria y el Espíritu?”.  Y nos responde: “Sí, y encima de ambos, Dios”. Aquí se refieren al elemento general y no a la entidad en sí. Entre la materia y el Espíritu un tercer elemento: el fluido universal. En la misma pregunta 27 los Espíritus afirman: “Al elemento material hay que añadir el fluido universal, que desempeña un rol de intermediario entre el espíritu y la materia propiamente dicha, demasiado grosera para que pueda el espíritu ejercer una acción sobre ella. Aunque, desde cierto punto de vista, se pudiera considerar como elemento material, él se distingue por propiedades especiales”. Y más adelante concluyen: “Este fluido universal es el principio sin el cual la materia permanecería en perpetuo estado de dispersión y no adquiriría jamás las propiedades que la gravedad le otorga”.
Sobre todo eso kardec añade la siguiente reflexión, que utilizamos a modo de conclusión: “Un hecho evidente predomina en todas las hipótesis: por una parte, vemos materia que no es inteligente. Por la otra, vemos un principio de inteligencia independiente de la materia. El origen y la conexión de ambos nos son desconocidos. Tengan o no una fuente común y puntos de contacto necesarios; posea la inteligencia su existencia propia,  o constituya una propiedad, un efecto; sea ella una emanación de la Divinidad, he ahí lo que ignoramos. Ambos se nos aparecen distintos, por eso los admitimos como integrando dos principios constitutivos del Universo”.

Fuente: Revista Visió Espítira, Nº 05

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Comunicación Mediúmnica
Por Wellington Bossi

Conferenciante: Lindomar Coutinho

En la ciudad de Igualada - España, el día 15 de enero de 2011, en la IX Trobada Espírita de Veciana, el conferenciante brasileño Lindomar Coutinho nos habló sobre las comunicaciones mediúmincas.


Todos somos médiums, pero no todos tenemos la misma facultad mediúmnica. Unos pueden centrarse en la adoctrinación, otros en el pase o en la incorporación. También existen diferentes grados de desarrollo. En todos esos casos, Lindomar nos enseña que podemos abordar el campo de la comunicación mediúmnica desde dos perspectivas generales, la teoría y la práctica. Veamos de qué se trata.
Allan Kardec fue y será siempre la gran referencia teórica sobre la mediumnidad. En la gran lucha por el conocimiento y desarrollo de nuestra personalidad invertimos tal volumen de energía psíquica que nos aprisionamos en una idea y a la hora de abrir el campo de la manifestación para otra personalidad, deparamos con la resistencia, la búsqueda de sobrevivencia de la persona que buscamos reconstruir a través de los años.
Sin embargo, cuando comprendemos el sentido profundo y comprendemos que hay otras características personales distintas de la del médium, entendemos que no se trata de negar nuestra propia personalidad, sino que desarrollamos cierta flexibilidad que nos permite transmitir la conciencia de lo que somos pero también ceder espacio para que un espíritu pueda comunicarse con tranquilidad.
Generalmente se cree que solamente en fenómenos físicos como la materialización existe la necesidad de donación ectoplasmática, pero en una lectura minuciosa de Allan Kardec percibimos que en cualquier fenómeno físico o intelectual existe la necesidad de una combinación energética para que ocurra el fenómeno.
En relación a la práctica podemos dividir en tres el proceso de comunicación: la primera la denominaremos la atracción, la segunda la aproximación, y la tercera el envolvimiento. Esta forma de presentación es ofrecida por el curso de adoctrinamiento del Centro Espírita Leopoldo Machado, de la ciudad de Salvador-BA, Brasil.
La atracción se da a partir de la identificación de la presencia de un Espíritu, aunque no desee comunicarse. En el caso de que ocurra el estímulo por parte del médium, lo definiríamos como una comunicación anímica.
La aproximación consiste en la detección de la presencia del Espíritu comunicante dentro del campo de percepción del médium, lo que provoca que este último sienta ciertas emociones asociadas al Espíritu, que al principio se hace sentir de manera poco perceptible pero real.
El envolvimiento es cuando se completa el fenómeno: las líneas energéticas armónicas del comunicante y del campo de percepción del médium se encuentran, proporcionando la evidencia del fenómeno. El comunicante asume de forma relativa el comando de las acciones comunicativas del médium, variando de la simple influencia mental al dominio total del cuerpo y casi total de la mente, según el caso. Sin embargo, siempre le queda al médium el dominio de las últimas decisiones, es decir, él puede utilizar su libre albedrío para permitir o no la comunicación.
En el inicio del desarrollo mediúmnico, para que ese envolvimiento ocurra es necesario que haya una atracción, luego una aproximación, y a partir de ese momento empieza la concentración en las ideas y las sensaciones. Si el envolvimiento fluídico se deshace puede que sólo quede la aproximación física.
El proceso de comunicación mediúmnica desencadena una serie de reacciones y defensas, que implican mecanismos mentales afectivos, cognitivos y somáticos. A su vez, estos influyen en la capacidad del médium de manifestar otra personalidad ajena a él mismo.
Otros factores imprescindibles para la buena comunicación son la armonía del ambiente, la sintonía y el bienestar de los médiums, y la presencia y disposición del Espíritu. El mentor espiritual André Luiz recomienda al menos una preparación de un cuarto de hora. Un estado mental alterado o agitado no facilita fenómenos de calidad.
Allan Kardec afirma que sin el estudio y la experimentación jamás alcanzaremos la condición de experiencia.

¡Recuerde siempre que para la práctica mediúmnica es necesario el conocimiento teórico, estar dentro de un centro espírita, la práctica de la caridad, protección espiritual, la reforma moral y principalmente ¡DISCIPLINA!

Pubicado por Revista Actualidad Espírita nº 07.
http://actualidadespiritista.es/Conferencias/comunicacion-mediumnica

lunes, 19 de septiembre de 2011

Estudiando "El libro de los Espíritus"

¿Dios existe? Y, si existe,
¿dónde está?
 por Wellington Bossi.

Para creer en Dios basta con echar una ojeada a las obras de la Creación. El Universo existe. Tiene, pues, una causa. Dudar de la existencia de Dios equivaldría a negar que todo efecto tiene una causa y afirmar que la nada ha podido crear algo.

El Libro de los Espíritus nos trae, en su primer capítulo, definiciones básicas de lo que es Dios, e cómo es posible creer en Él, y sobre dónde estarían las pruebas de su existencia. La pregunta número uno es: “¿Qué es Dios?”. La respuesta es de lo más sencilla y esclarecedora. “Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas”. El estudio de la primera obra espírita de Allan Kardec nos ofrece aclaraciones que difícilmente encontraremos en otro lugar. Basado en las respuestas de los Espíritus, el libro nos trae definiciones que pueden parecer fruto de un raciocínio lógico o teórico, pero sin estas cuestiones básicas no iríamos muy lejos en nuestros estudios. Dios es eterno: Si hubiera tenido principio, habría surgido de la nada, o bien hubiera sido creado por un ser anterior a Él. Así, poco a poco, nos remontamos hasta lo infinito y la eternidad. Es inmutable: Si Él se hallara sujeto a cambios, las leyes que rigen el Universo no poseerían ninguna estabilidad. Es inmaterial: Vale decir, que su naturaleza difiere de todo lo que llamamos materia. De lo contrario no sería inmutable, debido a que se encontraría sujeto a las transformaciones de la materia.
Es único: Si existieran varios dioses no existiría ni unidad de propósitos ni unidad de poder en la ordenación del Universo. Es todopoderoso: Porque es único. Si no poseyera el soberano poder habría algo más poderoso que Él o tan poderoso como Él. No hubiera creado la totalidad de las cosas, y aquellas que Él no hubiera hecho serían obras de otro dios. Es soberanamente justo y bueno: La providencial sabiduría de las leyes divinas se pone de relieve así en las cosas más pequeñas como en las más grandes, y esa sabiduría no permite dudar ni de su justicia ni de su bondad. A pesar de las definiciones sobre las características de la naturaleza de Dios, los Espíritus nos relatan que “La inferioridad de las facultades del hombre no le permiten comprender la íntima naturaleza de Dios. En la infancia de la humanidad, el hombre lo confunde a menudo con la criatura, cuyas imperfecciones le atribuye. Pero, conforme el sentido moral se va desarrollando en él, su pensamiento penetra mejor en el fondo de las cosas y se forma acerca de Dios una idea más justa y más de acuerdo con la sana razón, si bien siempre incompleta.”
La pregunta número 9 dice: ¿En qué se conoce, en la causa primera, una inteligencia suprema, superior a todas las demás? “Tenéis un proverbio que expresa: “Por la obra se conoce a su autor”. Y bien, mirad la obra y buscad al autor. El orgullo es el que engendra la incredulidad. El hombre orgulloso no quiere nada que esté por encima de él, de ahí que se llame “espíritu fuerte.” ¡Pobre ser a quien puede abatir un soplo de Dios!”. El poder de una inteligencia se juzga por sus obras. Puesto que ningún ser humano puede crear lo que la Naturaleza produce, la causa primera es, por tanto, una inteligencia superior a la humanidad. Sean cuales fueren los prodigios efectuados por la inteligencia del hombre, tiene ella también una causa, y cuanto más grande sea lo que realiza, tanto más grande será la causa primera. Esta es aquella Inteligencia que constituye la causa primera de todas las cosas, no importa el nombre con el cual la designemos.
La armonía que rige las fuerzas del Universo muestra combinaciones y miras determinadas y, por lo mismo, revela un poder inteligente. Atribuir la formación al azar sería una falta de sentido, por cuanto la casualidad es ciega y no puede producir los efectos de la inteligencia. Un azar inteligente dejaría de ser tal. La inteligencia de Dios se pone de manifiesto en sus obras, así como el pintor en su tela. Pero las obras de Dios no son Dios mismo, de la manera que el cuadro no es el artista que lo concibió y ejecutó. No sabemos todo lo que Dios es, pero
sabemos todo lo que no puede dejar de ser, y aquel sistema se halla en contradicción con sus atributos más esenciales, porque confunde al Creador con la criatura, del mismo modo que si se pretendiera que una máquina ingeniosa fuese parte integrante del mecánico que la ha diseñado.



domingo, 18 de septiembre de 2011

El Espíritu y la Locura
Wellington Bossi y Jonathan Levy

La observación de que algunos trastornos mentales, como la esquizofrenia y la psicosis maníacodepresiva, mostraban una carga familiar, procede de siglos atrás. La investigación genética empezó a interesarse por los trastornos psiquiátricos en la segunda mitad del siglo XX, a partir de diversos estudios epidemiológicos que mostraban la influencia que la herencia tenía en el desarrollo de los trastornos mentales. Uno de los estudios pioneros en la demostración del componente hereditario en los trastornos psiquiátricos fue el realizado por el grupo de Kety, en la década de los sesenta, sobre un grupo de esquízofrénicos adoptados que mostraban una mayor incidencia de la enfermedad en los familiares biológicos de estos enfermos.
Posteriormente se han realizado numerosos estudios de epidemiología genética (estudios en familias, gemelos y adoptados) en distintos trastornos mentales, que han confirmado y han permitido cuantificar la contribución genética en la causa de los mismos. A partir de estos hallazgos, se empezó a aplicar en psiquiatría la tecnología de la genética molecular, en un intento de identificar los genes causantes de las mismas. La atención se centró inicialmente en patologías con una clara agregación familiar, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar, que han sido objeto de un mayor número de estudios. Posteriormente se han incorporado como objetivo de la investigación genética otras entidades en las que se ha ido evidenciando un componente familiar, como el alcoholismo, las demencias (en particular la enfermedad de Alzheimer), el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la depresión o el trastorno antisocial de la personalidad, entre otros. Los estudios genéticos se han extendido además a otras enfermedades en las que no está claramente establecida la existencia de una base hereditaria, en ocasiones por ausencia de investigaciones sistemáticas, en los que el objetivo se centra más en la búsqueda de claves sobre su fisiopatología que en el hallazgo de un patrón de herencia en las mismas. Así, en los últimos años se ha extendido la investigación al estudio del autismo, los trastornos del control de impulsos, el retraso mental, los trastornos alimentarios, y también la exploración de determinados rasgos, conductas, capacidades psicológicas y sus variaciones, incluyendo cuestiones tan complejas como la inteligencia o los rasgos de personalidad.
En los últimos años se ha producido un importante desarrollo de la investigación genética de los trastornos mentales y se ha reconocido un componente hereditario en muchos de ellos. Sin embargo, la naturaleza compleja de estas patologías y otros factores de orden metodológico han contribuido a que los resultados hasta ahora obtenidos no sean proporcionales al esfuerzo realizado. Los hallazgos han puesto en evidencia la complejidad genética de estos trastornos, que no se ajustan a un modelo de herencia mendeliano. A vista de los conocimientos actuales, parece que las enfermedades psiquiátricas seguirían un modelo de herencia poligénico (múltiples genes) y multifactorial (producidas por múltiples factores, tanto genéticos como ambientales), en el que podrían ser muchos los genes implicados en la etiopatogenia. La ciencia opina que los factores ambientales tendrían según este modelo un papel destacado, y sería la interacción compleja entre los factores genéticos y ambientales la que explicaría el desarrollo de estos trastornos, si bien las técnicas disponibles en la actualidad no  permiten por el momento esclarecer la naturaleza de dichas interacciones. El Espiritismo nos dice que cualquier gran preocupación intelectual puede acarrear la locura. Ciencias, artes, y hasta la religión, aportan a ella sus contingentes. La locura tiene por causa primera una predisposición orgánica del cerebro, que lo hace más o menos susceptible a ciertas impresiones. Existiendo una predisposición a la demencia, ésta tomará el aspecto de la preocupación principal del individuo, que se convierte entonces en una idea fija. Tal idea fija podrá ser la de los Espíritus, en quien se ha ocupado de ello, como puede ser asimismo la de Dios, los ángeles, el diablo, la fortuna, el poder, un arte, una ciencia, la maternidad o un sistema político o social. Es probable que el demente religioso se transforme en un demente espírita, si su preocupación dominante ha sido el Espiritismo, así como el demente espírita lo hubiera sido por otro motivo, según las circunstancias. Entre las causas más numerosas de la sobreexcitación cerebral hay que incluir las desilusiones y desgracias, así como los afectos contrariados, que son al mismo tiempo las causas más frecuentes de suicidio. Ahora bien, el verdadero espírita contempla las cosas del mundo desde un punto de vista tan eleva-do, ellas se le muestran tan pequeñas y mezquinas en comparación con el porvenir que le aguarda, la vida es para él tan corta y efímera que las tribulaciones no son, a sus ojos, sino los incidentes desagradables de un viaje. Aquello que en otra persona produciría una emoción violenta, a él le afecta medianamente. Sabe, además, que los pesares de la vida son pruebas que concurren a su adelanto si las sufre sin murmurar, por cuanto se le recompensará según sea el valor con que las soportó. Así pues, sus convicciones le dan una resignación que le preserva de la desesperación y, por consiguiente, de una de las causas más comunes de locura y suicidio. Conoce también, por la prueba que el ofrecen las comunicaciones con los Espíritus, la suerte que toca a aquellos que abrevian voluntariamente su vida, y el cuadro que se le presenta es adecuado para moverlo a reflexión. De ahí que sea considerable el número de personas que han sido detenidas en esa pendiente funesta. Es ese uno de los resultados del Espiritismo.
En la locura: ¿cuál es la situación del Espíritu? Pues, en estado de libertad, el Espíritu recibe directamente sus impresiones y ejerce asimismo de manera directa su acción sobre la materia, pero, si se encuentra encarnado, se halla en condiciones del todo diferentes y en la necesidad de hacerlo sólo con ayuda de órganos especiales. Si una parte o el conjunto de tales órganos se han alterado, su acción o sus impresiones, en lo que a dichos órganos concierne, se ven  interrumpidas. Si pierde los ojos se vuelve ciego. Si se trata del oído, se torna sordo, etcétera. Ahora, figúrate que el órgano que preside los efectos de la inteligencia y de la voluntad sea parcial o enteramente afectado o modificado, y te será fácil comprender que, no teniendo ya el Espíritu a su servicio sino órganos incompletos o desnaturalizados, de ello debe resultar una perturbación de la que el Espíritu para consigo mismo y en su fuero interno tiene perfecta conciencia, pero cuyo curso no es dueño de detener.
Entonces ¿es siempre el cuerpo y no el Espíritu el que está desorganizado? En efecto, pero no hay que perder de vista que, así como el  Espíritu obra sobre la materia, ésta reacciona sobre él en cierta medida, y el Espíritu puede encontrarse momentáneamente impresionado  por la alteración de los órganos por los cuales manifiesta y recibe sus impresiones. Puede suceder que a la larga, cuando la locura haya durado mucho tiempo, la repetición de los mismos actos termine por ejercer sobre el Espíritu una influencia de la que no es liberado sino después de haberse separado por completo  de toda impresión material. ¿Cómo puede la alteración del cerebro reaccionar sobre el Espíritu después de la muerte? Es un recuerdo. Un peso oprime al Espíritu, y como no ha tenido conocimiento de cuando ha ocurrido durante su demencia, siempre necesita cierto tiempo para  volver a ponerse al corriente de la situación. De ahí que, cuanto más haya durado su locura en vida, más durará su molestia, el constreñimiento después de la muerte. El Espíritu desprendido del cuerpo sigue sintiendo durante algún tiempo la impresión de sus ligaduras.
El Espiritismo afirma que el noventa por ciento de los casos de locura, exceptuando aquellos que se originan por la infección, degeneración o malformación, es producto de las consecuencias de las faltas graves que practicamos, con la impaciencia o con la tristeza, es decir, mediante actitudes mentales que imprimen deplorables reflejos a los que las acogen y alimentan. Una vez insta-ladas esas fuerzas desequilibrantes en el interior, se inicia la desintegración de la armonía mental. Ésta a veces perdura, no solo en una existencia, sino en varias, hasta que la persona se disponga, con fidelidad, a valerse de las bendiciones divinas que le adornan, para restablecer la tranquilidad y la capacidad de  renovación que le son inherentes, en un bendito servicio evolutivo. Es imposible pretender la cura de los locos mediante procesos exclusivamente objetivos. Es indispensable penetrar el alma y la médula de la personalidad, mejorar los efectos ayudando a las causas; por consiguiente, no restauraremos cuerpos enfermos sin los recursos del Médico Divino de las almas, que es Jesucristo.
Los médicos harán siempre mucho, intentando rectificar la disfunción de las células; no obstante, es necesario intervenir en los orígenes de las perturbaciones. Al decir esto, no subestimamos el trabajo de los psiquiatras y psicólogos abnegados, que invierten su existencia en la dedicación a los semejantes, ni decimos que todos los enfermos, sin excepción, no puedan recibir la ayuda de los tratamientos médicos, tan necesarios en muchas personas, como una “ducha para los nervios sucios”. Cuando tratamos a nuestros hermanos, que sufren lesiones del periespíritu, consecuencias vivas de sus actos, registrados por la justicia universal, es indispensable, para asistirlos con éxito, remontarnos al origen de las perturbaciones que les molestan; y esto se hará no mediante el psicoanálisis sino ayudándoles con la fuerza de la fraternidad y del amor, para que alcancen la imprescindible comprensión de que deben cambiar, reajustando sus propias fuerzas.
La personalidad no es obra de la fábrica interna de las glándulas, sino  producto de la química mental. La medicina podrá hacer mucho con fármacos, como una ayuda rápida a los conjuntos celulares, pero no sanará las lesiones del pensamiento. La genética, un poco hoy, un poco mañana, podrá interferir en las cámaras secretas de la vida humana, modificando la armonía de los cromosomas, en el sentido de imponer determinadas características físicas al embrión, pero no alcanzará la zona más alta de la mente, que mantendrá características propias, independiente de la forma exterior o de las convenciones establecidas. La medicina inventará mil modos de ayudar al cuerpo tocado en su equilibrio interno, por esa difícil labor, nos merecerá siempre una sincera admiración y ferviente amor, pero debemos practicar la medicina del alma, que ampare al espíritu envuelto en las sombras.

Bibliografía: Libro de los Espíritus,
Mundo Mayor, entre otros.
Aspectos Interno-administrativos de un Centro Espirita

"Un grupo es un proyecto, con sus actividades y objetivos. Requiere una organización externa, pero también una estructura interna: legalización, estatutos, reglamento interno, actas de reuniones, registro de socios, etc."
Emmanuel.

Habida cuenta de que todo pasa por fases de desarrollo y evolución, una agrupación espírita (como de otro tipo de ideal) tampoco es ajena a esto. Antes o después, suena la hora de formar parte del grupo de una manera más integral, yendo más allá de la simple asistencia (a veces sin mayor compromiso por nuestra parte), abarcando todos los aspectos del mismo y no solo en las actividades doctrinarias, sino también en su dimensión funcionamiento interno: estatutos, organización, etc.
Por ello hay una serie de aspectos que sería positivo cubrir igualmente: como registro de libro de socios, asignación de algo tipo cuota mensual, por pequeña que sea, que ayude a compartir gastos eventuales (fotocopias, hospedaje de algo ponente, cuota mensual del mantenimiento del local, adquisición de libros para la biblioteca, etc)… Todo esto es de naturaleza voluntaria, el objetivo es adquirir mayor compromiso y formalidad no relegando las cuestiones interno-administrativas, que aunque no están en primer lugar en importancia (obviamente es más relevante el motivo esencial por el cual nos reunimos), no dejan de tener su significado y trascendencia.
Y por mucho que en algunos despierte insospechados recelos o sea una cuestión incómoda, tenemos que tener en cuenta que toda asociación humana que persiga unos fines (ya sean profesionales, artísticos, de desarrollo humano, etc) deja constancia legal de sus pretensiones..., a parte de que también es cuestión de sentido común organizativo, organizativo, madurez y solidaridad entre sus miembros. Todo proyecto participativo y humano no se organiza por si solo, necesita la colaboración de todos. Así como un edificio necesita estar apoyado en sus cimientos, así como el alma  precisa de la envoltura carnal para su evolución terrena, un centro espírita necesita poner al día su organigrama interno.
La espiritualidad mayor avala (y apoya) la atención que prestamos a nuestro grupo: preocuparnos por legalizarlo, uniéndonos a la Federación que nos representa en nuestro país respectivo (sí es más fácil  “ir por libre”...pero quizá no es lo mejor), atendiendo al buen hacer y la aportación de sus socios, la redacción consensuada de su reglamento interno, etc, etc.
La participación  de todos y el esfuerzo compartido debe reflejarse sin duda también en el aspecto de organización  interno. Kardec, asesorado por los Espíritus  superiores, prestó mucha importancia a la construcción legal de un centro, así como  la necesidad de los grupos de unirse mediante asociaciones, federaciones, etc. Todo esto es un paso más para que el grupo esté aún más cohesionado y que, más allá de la mera asistencia pasiva, el centro espírita (que no por acaso apareció en nuestros caminos) pase a ser parte de nuestro proyecto de vida, sirviéndonos como plataforma ideal para nuestro progreso.

Autor: Juan Manuel Ruiz González.
Fuente: Revista El Ángel del Bien. / Julio 20011.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Muchos son los llamados y
 pocos los Escogidos

Parábola del festín de las bodas. - La puerta estrecha. - Los que dicen: ¡Señor! ¡Señor! no entrarán todos en el reino de los cielos. - Se pedirá mucho al que haya recibido mucho.
- Instrucciones de los espíritus: Se dará al que ya tiene. - Se conoce al cristiano por sus obras.

Parábola del festin de las bodas

Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar otra vez en parábolas, diciendo: semejante es el reino de los cielos a cierto rey, que hizo bodas a su hijo. -Y envió sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas no quisieron ir. -Envió de nuevo otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí preparado mi banquete; mis toros y los animales cebados están ya muertos, todo está pronto: venid a las bodas. - Mas ellos le despreciaron, y se fueron unos a su granja, y otros a su tráfíco. - Y los otros echaron mano de los siervos, y después de haberlos ultrajado, los mataron. - Y el rey cuando los oyó, se irritó; y enviando a sus ejércitos acabó con aquellos homicidas y puso fuego a su ciudad.
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas ciertamente están aparejadas, mas los que habían sido convidados no fueron dignos. - Pues id a la salida de los caminos y a cuantos halláreis, llamadlos a las bodas; y habiendo salido sus siervos a los caminos, congregaron a cuantos hallaron, malos y buenos; y se llenaron las bodas de convidados. Y entró el rey para ver a los que estaban a la mesa, y vió allí an hombre que no estaba vestido con vestidura de boda. - Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí no teniendo vestidura de boda. Mas él enmudeció. - Entonces el rey dijo a sus ministros: Atado de pies y manos arrojarle en las tinieblas exteriores: allí será el llorar y el crugir de dientes. – Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos. (San Mateo, cap. XXII, v. de 1 a14).
El incrédulo se burla de esta parábola que le parece de una sencillez pueril, porque no comprende que se pusiesen tantas dificultades para asistir a un festín, y aun menos que los convidados llevasen la resistencia hasta el extremo de matar atrozmente a los enviados del Señor de la casa. "Las parábolas, dice, son sin duda figuras, pero es preciso que no traspasen los límites de lo verosímil". Lo mismo puede decirse de todas las alegorías y de las fábulas más ingeniosas, si no se las despoja de su envoltura para buscar en ellas el sentido oculto. Jesús sacaba las suyas de los usos más vulgares de la vida, y las adaptaba a las costumbres y al carácter del pueblo al cual hablaba; la mayor parte tienen por objeto hacer penetrar en las masas la idea de la vida espiritual; muchas veces el sentido sólo parece ininteligible porque no se aparta de este punto de vista.
En esta parábola, Jesús compara el reino de los cielos en donde todo es alegría y felicidad, a un festín. Por los primeros convidados hace alusión a los Hebreos que Dios había llainado los primeros al conocimiento de su ley. Los enviados del maestro, son los profetas que venían a exhortarles para que siguieran el camino de una verdadera felicidad; pero sus palabras eran poco escuchadas, sus, advertencias eran despreciadas y aun muchos fueron muertos alevosamente como los servidores de la parábola. Los convidados que se excusan diciendo que tienen que cuidar sus campos y sus negocios, son el emblema de las gentes de mundo, que absortos por las cosas terrestres, son indiferentes para las celestes. Era una creencia entre los judíos de entonces, que su nación debía adquirir la supremacía sobre todas las otras. En efecto, Dios, ¿no había prometido a Abraham que su posteridad cubriría toda la tierra? Pero siempre tomando la forma por el fondo, creían en una dominación efectiva y material. Antes de la venida de Cristo, a excepción de los hebreos, todos los pueblos eran idólatras y politeístas. si; algunos hombres superiores al vulgo concibieron la idea de la unidad divina, esta idea quedó en el estado de sistema personal pero en ninguna parte fué aceptada como verdad fundamental, sino por los pueblos iniciados que ocultaban sus conocimientos bajo un velo misterioso e impenetrable para las masas. Los hebreos fueron los primeros que practicaron públicamente el monoteísmo, y a ellos transmitió Dios su ley, primero por Moisés, y después por Jesús; de este pequeño foco salió la luz que debía esparcirse por todo el mundo, triunfar del paganismo y dar a Abraham una posteridad espiritual "tan numerosa como las estrellas del firmamento". Pero los judíos, rechazando la idolatría, habían rechazado la ley moral, para dedicarse a la práctíca más fácil de las formas exteriores. El mal llegó a su colmo; la nación esclavizada estaba destrozada por las fracciones y dividida por las sectas; la misma incredulidad había penetrado hasta el santuario. Entonces apareció Jesús, enviado para llamarlos a la observancia de la ley y abrirles los tiuevos  horizontes de la vida futura; convidados los primeros al gran banquete de la fe universal, rechazaron la palabra del celeste Mesías, y le hicieron perecer; así perdieron el fruto que hubieran podido recoger de su primera iniciativa.
Sería injusto, sin embargo, acusar al pueblo entero de este estado de cosas; la responsabilidad incumbe principalmente a los fariseos y a los saduceos, que perdieron la nación por el orgullo y fanatismo de unos y por la incredulidad de los otros. A éstos sobre todo, compara Jesús con los convidados que rehusaron la comida de las bodas. Después añade: "El Señor, viendo esto, hizo convidar a todos áquellos que se encontraron en las encrucijadas de las calles, buenos y malos". Entendía decir con esto que la palabra iba a ser predicada a todos los otros pueblos, paganos e idólatras, y que aceptándola éstos, serían admitidos al festín en el puesto de los primeros convidados.
Pero no basta ser convidado; no hasta llevar el nombre de cristiano ni sentarse a la mesa para tomar parte en el celeste banquete: es menester, ante todo y con expresa condición, estar revestido con la ropa nupcial, es decir, tener la pureza de corazón y practicar la ley según el espíritu; y esta ley está completa en estas palabras: "Sin caridad no hay salvación". Pero entre todos aquellos que oyen la palabra divina, ¡cuán pocos hay que la guarden y se aprovechen de ella! ¡Cuán pocos se hacen dignos de entrar en el reino de los cielos! Por esto dijo Jesús: "Serán muchos los llamados, y pocos los escogidos".

Fuente:  El Evangélio Según el Espiritismo.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Reuniones de Atención a
Espíritus Sufrientes

Todo grupo mediúmnico de estudio, serio, llegado su tiempo, estará llamado a realizar reuniones de atendimiento a espíritus sufrientes. Dichas reuniones, además de ser un gran servicio para nuestros hermanos desencarnados, nos permitirán adquirir un valioso conocimiento gracias a las experiencias que nos transmiten, grandes ejemplos de la Ley de Causa y Efecto en la mayoría de los casos. Estas lecciones nos ayudarán en nuestra reforma interior, necesaria para todos los que queramos progresar dentro de un grupo mediúmnico y de la Doctrina Espírita. Una reunión de atendimiento a espíritus sufrientes consta de varios ámbitos de actuación que debemos abordar: el psicológico y el fluídico­ energético. Cada uno de ellos requiere preparación, experiencia y dedicación. Ambos aspectos se complementan, podemos decir, porque una buena atención psicológica creará la confianza necesaria para volverse permeable a nuestras irradiaciones o pases, y a su vez, buenas palabras sin sentimiento no surtirá efecto alguno en el comunicante. El ambiente vibratorio del grupo es la base para una buena reunión mediúmnica. Por ejemplo, con nuestros fluidos se establecen barreras fluídicas que evitan visitas inoportunas que interrumpan y que intenten utilizar el tiempo establecido para la reunión. Si en la reunión no ser une cierta cantidad de energía entre los presentes, no se podrá dar la comunicación vía incorporación del médium. Esto es importante porque en el proceso de incorporación, el espíritu necesitado recibe lo que se llama el "choque anímico", parte esencial del tratamiento fluídico. En esos casos el médium apenas podrá psicografiar y sentir los pensamientos del espíritu comunicante, reduciéndose considerablemente los beneficios recibidos. Como gran ayuda en este apartado, tenemos el libro de "Desobsesión" de Chico Xavier, donde explica la predisposición y las normas mínimas que un grupo serio tiene que cuidar, así como el número de participantes y los diferentes papeles desempeñar.
Aparte del tono vibratorio que debemos traer, hay que considerar el siguiente paso: mantener el mayor nivel de concentración que podamos en lareunión. De esta forma se podrán alcanzar los mayores objetivos. Sin concentración toda la energía del grupo se dispersa y desaparece. Con concentración se estable la estructura fluídica que permitirá a cada participante cumplir su cometido. En este punto es fundamental la preparación de los médiums de vibración, mantenien do la concentración e irradiando sentimientos y energías armónicas al paciente. Normalmente la estructura de una reunión mediúmnica de atendimiento comienza con un tiempo de estudio de la doctrina espírita, poniendo los conocimientos en común y fomentando la igualdad de pensamiento y sentimiento, para a continuación pasar a la reunión propiamente dicha. El tiempo de estudio servirá para equilibrar nuestra vibración y desconectar de la realidad del día a día con sus problemas, preocupaciones, etc., aunque lo ideal sería venir ya armonizados en lo posible. Normalmente el estudio se realiza en unas a la diferente a la de la reunión. Terminado el estudio se pasa a la sala mediúmnica, donde cada componente tendrá un lugar determinado. Comenzaremos con un ejercicio de armonización psíquica, ejercicio que tiene como objetivo conseguir un estado de paz interior, mediante el análisis de nuestra conciencia y nuestros actos. Pasamos al ejercicio de concentración, necesario para aquietar la mente y ponernos en disposición de donar fluidos, dando paso al inicio de la reunión mediante una oración realizada por el dirigente. En algunos grupos existe una primera comunicación de los espíritus guías del grupo haciendo un saludo inicial y dando unas pequeñas indicaciones sobre los trabajos a realizar, aun que en otros grupos esto se desaconseja alegando que dichas indicaciones pueden fomentar el animismo del médium sabiendo con antelación que va a comunicar. Las atenciones suelen durar unos quince minutos y no se aconseja que un mismo médium de paso a más de dos espíritus por sesión. Al terminar los guías darán una comunicación valorando los trabajos realizados ya por tanto valiosos consejos a los presentes. Se terminará la sesión con cinco minutos de irradiaciones y una sentida oración final.
A pesar de que la parte psicológica de la atención, la conversación propiamente dicha, es quizás el aspecto más complicado para el adoctrinador, en la mayor parte de las ocasiones el aspecto vibracional y de donación de fluidos, es realmente el de mayor importancia. La realidad es que en apenas quince minutos podemos aportar un gran caudal de energía revitalizadora, con la ayuda de la espiritualidad del centro y una buena preparación previa del grupo, pero sin embargo, qué psicólogo clínico podría dar el alta a un paciente en apenas ese tiempo. Cierto es que es una parte fundamental, y que tenemos que cuidarla especialmente. Sin embargo, la mayor ayuda nos sale del corazón con los sentimientos que proyectamos y la sinceridad que transmitimos. Una vez dicho esto, debemos recordar que el paciente es una persona como nosotros, que si bien ya no tiene cuerpo físico, muchos todavía no lo saben. Otros, aún sabiendo que murieron, tienen a veces dudas de estar todavía en el plano físico debido a las sensaciones, normalmente de dolor, que sienten de su cuerpo periespiritual, son como si todavía estuvieran encarnados. En este punto, es muy importante qué creencias trae el espíritu de su vida pasada. Un espíritu sufriente, por diversas equivocaciones en vida, con creencias de la religión católica normalmente llevará al mundo espiritual su idea de penas eternas que pueden llevarle a la desesperanza. Sin embargo, si tuviera una firme creencia en Dios y en Jesús, tendrá una inestimable ayuda para superar las consecuencias de sus errores con abnegación. La base moral del cristianismo, católicos, evangélicos, protestantes, etc., es el Evangelio de Jesús, eje principal de toda evolución moral, tanto en el plano espiritual como en el material. Especialmente dramático son los espíritus ateos que no creen en la vida después de la muerte porque suelen tardar mucho tiempo en reconocer que están desencarnados y por otro lado traen el pensamiento muy aferrado a cosas materiales impidiéndoles progresar. Por tanto respecto a la terapia, podemos decir que realmente el verdadero tratamiento lo recibirá en el plano espiritual, por guías realmente especializados, con recursos técnicos y morales que todavía no nos podemos ni imaginar. Los espíritus sufrientes se caracterizan por traer una baja vibración y diversos problemas que normalmente les incapacitan para entrar en contacto con espíritus de mayor elevación que puedan traerles algún alivio. Evidentemente existe notros métodos para su asistencia pero las reuniones mediúmnicas son un elemento valioso para ellos porque acortan especialmente su sufrimiento, recibiendo las energías específicas que necesita, entre ellas el choque anímico, para calmar parte de sus dolencias y recuperar momentáneamente cierta lucidez, suficiente para dejar atrás años a veces, de sufrimiento, elevando suficientemente la vibración para habilitar en él nuevas posibilidades de terapia, en planos de existencia más elevados.
Estas reuniones normalmente son llamadas de adoctrinación, cuando sencillamente podríamos llamarlas de asistencia a espíritus sufrientes. Asistencia porque traen unas necesidades por cubrir: miedos, traumas, fijaciones, confusiones, dolencias psico­físicas, depresión, tristeza, etc. Además es importante hablar con un lenguaje claro y sencillo, acorde a su nivel, para que haya una buena comunicación. Por ello tenemos que limitarla información que damos para no crear mayor desconcierto. Recordad que demasiada luz puede deslumbrar. No es raro que un espíritu reaccione contrario a una opinión vertida y rechace por tanto el ser ayudado al aumentar la desconfianza. Además el tiempo es corto y no podemos centrar el tema en asuntos que en toda una vida no le han preocupado. Por supuesto que tendrá mayores oportunidades de aprendizaje, además con los profesores y experiencias apropiadas en cada caso. Lo mismo podemos decir en cuanto a contra decir lo que dicen. Debemos escoger cuidadosamente en donde les llevamos la contraria, porque muchas veces prima el objetivo de ganar su confianza, sobre todo si entendemos que esclarecer lo en ese tema no mejora la situación a remediar, el bien no nos va a conseguir entender. En general no hay prisa para hablarles de la reencarnación, o por ejemplo, si es ateo hacer que crea en Dios inmediatamente. Mejor que lo descubra el mismo a través de sus propias experiencias, desarrollando nuevos sentimientos, activando su autodescubrimiento. Frecuentemente surge la pregunta: ¿Quiénes sois?, ¿dónde estoy? una buena respuesta es contestar que somos un pequeño grupo de acogida en una institución que tiene como misión ayudar a personas que están en su situación. Aunque es probable que enseguida diga que él no necesita ayuda y que está perfectamente.
Esta afirmación siempre es mentira pero puede servir para preguntarle por sus posesiones, sus riquezas, etc. para pasar a preguntar si se siente sólo, o cuánto tiempo hace que no habla con algún amigo o familiar. El sentimiento de soledad es frecuen­temente el quid de la cuestión en este tipo de pacientes. Con paciencia terminarán abriendo se movidos por las irradicaciones, el choque anímico y el sentimiento de interés sincero trasmitido. Es importante, por tanto, encontrar la clave de lo que le ocurre. Recogeremos toda la información posible sobre su situación, dolencias, a qué se dedica normalmente (cuidando pertenen­cias, buscando a alguien, huyendo de algo, etc.). Es una fase muy útil porque el espíritu siente alivio al desahogarse ayudado por las irradiaciones de amor y cariño. En esta etapa es importante escuchar más que hablar. Podemos animar a que siga hablando con palabras de comprensión seguidas de pequeñas preguntas que ayuden a profundizar en lo que le ocurre. De forma general, establecer una relación desconfianza sería el primer objetivo a alcanzar, exceptuando los casos de crisis donde primará el auxilio inmediato, mediante pases y oraciones oportunas, situación frecuente en caso de hermanos suicidas. Muchas veces después del tratamiento el paciente termina perdiendo el conocimiento, concluyendo por tanto la comuni­cación. Es muy normal por tanto que un mismo espíritu retorne varias veces. Si es muy desconfiado, tardará varias sesiones en hacerlo, y será entonces cuando podremos realmente ayudarle. Deberemos determinar las necesidades reales del espíritu para dirigir nuestras preguntas y empujarle a pensar sobre ellas. Debemos detectar el miedo, la tristeza, la soledad, la apatía, etc., para buscar el remedio apropiado en cada situación. Si tiene miedo le hablaremos de que ahora está amparado en nuestra institución y que ya no tiene nada que temer porque está a salvo de todo peligro. Si está sólo, hablarle que compañeros de la institución le acompañarán hasta su recuperación, donde podrá encontrar familiares y amigos que le esperan. Frente a la tristeza y desesperanza, transmitir ánimo hablándole del abanico de posibilidades que pronto se le abrirán, con respecto a sus familiares y respecto a nuevas oportunidades de crecimiento que podrá proyectar conjuntamente a nuestros especialistas. Establecida la confianza, rápidamente el espíritu permite ser ayudado. Es común entonces que en la reunión siguiente, el espíritu relate las atenciones espirituales recibidas durante la semana. Como son las consultas con médicos espirituales y las gran dedicación que emplean los enfermeros en cuidarles y hacer que no les falte nada. Las siguientes reuniones el espíritu compartirá su experiencia vivida al grupo, aliviando así su sentimiento de culpa, mostrando su arrepentimiento y mostrando a su vez su confianza y agradecimiento hacia nosotros. Sólo nos queda por agradecer de todo corazón a la espiritualidad, que soporta las grandes tareas de asistencia, por permitir a nuestro grupo participar en estas pequeñas labores de asistencia estableciendo nuevos vínculos afectivos para toda la eternidad.


José Ignacio Modamio Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra.
Fuente: Periodico "El Ángel del Bien/ Julio 2011"  http://es.scribd.com/fullscreen/59537270?access_key=key-m07v6vumx8qpe3p82ba