jueves, 31 de octubre de 2013

CIENCIA Y ESPIRITISMO


La medicina del cuerpo y del alma 



Por Jonathan Levy y Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 6


La medicina es una de las ciencias que más ha contribuido a la mejora de la calidad de vida de la humanidad, teniendo por objeto la conservación y el restablecimiento de la salud. Lucha esforzadamente en contra de la muerte y por el mantenimiento de la vida orgánica. 
Cada nuevo descubrimiento nos lleva a la conclusión lógica de que todavía nos falta mucho para el conocimiento completo de la complejidad física del cuerpo humano. 
La medicina ofrece todo un arsenal de fármacos, cirugías y otros tratamientos para el control de numerosas dolencias, y ha progresado aceleradamente en el campo del diagnóstico a través de la ayuda que la tecnología le brinda en sus diferentes ramas. La medicina se ha desarrollado a tal punto de encontrar las causas moleculares, infecciosas y genéticas de las enfermedades. 

El Espiritismo, como ciencia, trata del origen, naturaleza y destino de los Espíritus, de su relación con el mundo físico y de todas las consecuencias morales que de estas relaciones se desprenden; tiene mucho que aportar para la comprensión integral del ser en sus aspectos físico, fluídico y espiritual, y la forma como cada uno de estos niveles interactúan en los procesos de salud y enfermedad. 

Si la medicina estudia la fisiología del cuerpo, el Espiritismo estudia la fisiología del alma, desentrañando de ella las causas profundas de muchas patologías que el ser humano experimenta. El Espiritismo busca aliviar el dolor y el sufrimiento moral de las criaturas por medio de terapias dirigidas al Espíritu y procura la salud integral escindiendo del alma los núcleos patológicos que ella tenga. 
El Espiritismo comprende que el verdadero proceso curativo se establece de adentro hacia afuera. 

El Espiritismo sostiene que las causas de las enfermedades son antes de nada espirituales y provienen, en ocasiones, de causas que encontramos en vidas pasadas, que por ley de causa y efecto los humanos en su transcurrir evolutivo generan y experimentan. Así mismo, ofrece la profilaxis más segura y eficaz para las enfermedades a través de la reforma íntima del ser en base a los parámetros de la ley del amor que Jesús nos dio. También, profundiza sobre la interacción constante del mundo espiritual sobre el físico, de los Espíritus en los tejidos de la mente humana. 
A diferencia de la medicina, el Espiritismo no ve en la muerte la antítesis de la vida, sino la continuidad de la misma, en la dimensión espiritual correspondiente que LA PERSONA se haya hecho acreedora. 

El Espiritismo nos enseña que los tratamientos médico-quirúrgicos aunados a la fe divina, constituyen una potente fuerza terapéutica para el paciente. Ofrece, además, el remedio del amor, cuyos efectos fisiológicos no han sido completamente estudiados por la ciencia. El Espiritismo busca que el médico-espírita desarrolle su capacidad intuitiva para ponerla al servicio de la comprensión íntima de sus pacientes. Si la medicina analiza todos los fenómenos en esta dimensión espacio-tiempo, el Espiritismo amplía estos horizontes para comprender la multi-dimensionalidad en la que vivimos. Así, como la física estudia las leyes que rigen el mundo y el universo, y así como la medicina estudia las leyes de la fisiología que rigen el organismo, el Espiritismo estudia las leyes morales y espirituales que rigen la humanidad. 
El Espiritismo es una ciencia enteramente dedicada al bien, con sus bases fundamentadas en el Evangelio, en las leyes de la creación y en la comunicabilidad de los Espíritus. Reconoce el respeto a la vida desde el momento de la concepción y condena su interrupción, respetando y teniendo en cuenta la complejidad y la delicadeza que envuelve a cada caso en particular. 
Reconoce el principio de inmortalidad y la reencarnación. El ser no es nuevo al nacer. Reconoce el libre albedrío, y que los seres humanos están sujetos a las consecuencias de sus propias acciones, buenas o malas. 
Aclara que las enfermedades son, además de consecuencia de las transgresiones de las leyes naturales, el resultado de los compromisos asumidos por el propio Espíritu o impuestos por la justicia divina. En el concepto cristiano, la enfermedad representaría un estado relacionado con la propia imperfección moral. Las desigualdades orgánicas vienen dadas como consecuencia de las desigualdades morales-espirituales. 




Gracias a Allan Kardec y a otros autores posteriores, los Espíritus nos relatan en numerosas obras la relación existente entre la materia, el espíritu y el periespíritu. Algunos autores traen definiciones y relatos de la vida espiritual, como por ejemplo, el Espíritu Joseph Gléber en su libro Medicina da alma, psicografiado por el médium Robson Pinheiro; y el Espíritu André Luiz, en la obra Nuestro Hogar, psicografiada por el médium Francisco Cândido Xavier, de los que hablaremos en las próximas ediciones de la revista.


ESTUDIANDO EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS


La creación de los mundos


En su capítulo tercero, El Libro de los Espíritus nos habla sobre la formación de los mundos, la formación de los seres vivientes, la población del planeta Tierra y sobre la diversidad de las razas humanas. Os presentamos aquí un resumen con algunos comentarios adicionales para nuestra reflexión. 

por Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 6





El Universo es indudablemente obra de Dios, creado por Su voluntad. La explicación que la ciencia actualmente da sobre la creación de los mundos y de los demás cuerpos estelares todavía no está completa, pues la inmensidad y la complejidad del Universo es extraordinaria. Sin embargo, podemos considerar de modo general que la Tierra se formó por la condensación de materia nebulosa diseminada en el espacio. Al principio era un caos, los elementos fluían de un sitio a otro, pero poco a poco la materia fue agrupándose. 

Millones de años después, comenzaron a aparecer microorganismos y otros seres vivos adaptados al estado en que se encontraba el globo. La Tierra ya contenía los gérmenes de la vida en estado latente, que esperaban solamente las condiciones adecuadas para eclosionar y desarrollarse. Los seres de cada especie se reunieron, multiplicándose. “La química nos muestra a las moléculas de los cuerpos inorgánicos uniéndose para formar cristales de una regularidad constante, según cada especie, tan pronto como alcanzan las condiciones requeridas. La menor perturbación que se opere en tales condiciones basta para impedir la reunión de los elementos o, cuando menos, su disposición regular, que constituye el cristal” (pregunta 45 de El Libro de los Espíritus). 

La especie humana, una vez creada y distribuida por el globo terrestre, poseía dentro de sí los elementos requeridos para su formación, con la finalidad de transmitirlos según las leyes de reproducción. Los Espíritus afirman que el mítico Adán vivió alrededor de 4000 años antes de Cristo. El primer hombre, nos aclaran, no fue el primero ni tampoco el único que pobló la Tierra en aquella época. Adán fue un individuo más pero representativo en términos explicativos,    de     una     de     las 
colectividades humanas que se fueron 
desarrollando hasta el día de hoy. 

La diversidad de las razas deriva de los distintos climas, estilos de la vida y de los hábitos. Habiendo poblado la Tierra en distintas épocas, las razas se fueron mezclando, formando entonces nuevos genotipos. A pesar de tantas razas y factores determinantes para sus existencias, los Espíritus nos explican que la humanidad es una única familia, siendo todos hermanos en Dios, por cuanto nos hallamos animados por un Espíritu idéntico en su esencia. 
Dios pobló todos los mundos con seres vivientes, cada uno con un objetivo de acuerdo con su evolución espiritual. Creer que Él confinó a los seres en un único planeta sería dudar de su sabiduría y de su grandeza. 

Seguramente, en los diferentes mundos las formas vivientes no se asemejan necesariamente con las formas conocidas en nuestro planeta, ya que los seres que habitan los distintos mundos deben adecuarse al medio físico en el que son llamados a vivir. 


viernes, 25 de octubre de 2013

ESTUDIANDO EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS


Elementos Generales del Universo


por Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 5




El Libro de los Espíritus nos trae en su segundo capítulo definiciones del universo, nos explica su formación y sus elementos fundamentales: la materia y el espíritu. Las respuestas de Kardec son aclaradas por los Espíritus, afirmando en un determinado momento que "Dios no permite que todo sea revelado al hombre en la tierra. El velo se levanta para él conforme va depurándose. Pero, para comprender ciertas cosas necesita facultades que todavía no posee" (preguntas 17 y 18).
¿No puede el hombre, mediante las investigaciones científicas, penetrar en algunos de los secretos de la Naturaleza? pregunta Kardec. "La ciencia le ha sida dada para su avance en todas las cosas, pero no puede sobrepasar los límites fijados por Dios. Cuanto más le es permitido al hombre avanzar en la revelación de esos misterios, tanto mayor debe ser su admiración por el poder y la sabiduría del Creador. Pero, ya sea por orgullo o por debilidad, su inteligencia misma lo hace a menudo juguete de la ilusión. Acumula sistemas y cada día que pasa le muestra cuantos errores ha tomado por verdades y cuantas verdades rechazó por conceptuarlas errores. Son esas otras tantas decepciones para su orgullo".
"¿Fuera de las investigaciones científicas, puede el hombre recibir comunicaciones de un orden más elevado, sobre aquello que se sustrae al testimonio de sus sentidos? Vuelve a preguntar Kardec. " Sí, si Dios lo juzga útil revelará al hombre lo que la ciencia no puede enseñarle".




Veamos ahora, resumidamente, como los Espíritus definen a los elementos fundamentales del Universo: El Universo está compuesto por tres elementos generales, a modo de Trinidad Universal, que son: Dios, espíritu y materia. La materia que las une para componer este universo es el fluido universal, elemento básico de la creación del cual se forma todo lo demás. 

Materia: es el vínculo que encadena al Espíritu. Es el instrumento que le sirve y sobre el cual, al mismo tiempo, ejerce su acción. Este punto de vista se puede afirmar que la materia es el agente, el intermediario cuyo concurso y sobre el cual obra el Espíritu. La materia, a su vez, está formada por un elemento primitivo, más esencial todavía que el átomo, el electrón, el quark o el leptón, que sería el origen de los diferentes tipos de materia.

El espíritu: es el principio inteligente del Universo, siendo la inteligencia un atributo esencial del Espíritu. De esta forma, podemos establecer una distinción entre la entidad llamada Espíritu, es decir, todos nosotros como seres individuales, del elemento llamado espíritu, el segundo ingrediente fundamental del Universo. La pregunta 27 nos aclara: ¿Existen, por lo tanto, dos elementos generales del Universo: la materia y el espíritu? Y nos responden: "Sí, y encima de ambos, Dios". Aquí se refieren al elemento general y no a la entidad en sí. 
Entre la materia y el espíritu encontramos un tercer elemento: el fluido universal. En la misma pregunta 27 los Espíritus afirman: "Al elemento material hay que añadir el fluido universal, que desempeña un rol de intermediario entre el espíritu y la materia propiamente dicha, demasiado grosera para que pueda el espíritu ejercer una acción sobre ella. Aunque, desde cierto punto de vista, se pudiera considerar como elemento material, él se distingue por propiedades especiales". Y más adelante concluyen: "Este fluido universal es el principio sin el cual la materia permanecería en perpetuo estado de dispersión y no adquiriría jamás las propiedades que la gravedad le otorga".
Sobre todo esto Kardec añade la siguiente reflexión, que utilizaremos a modo de conclusión: "Un hecho evidente predomina en todas las hipótesis; por una parte, vemos materia que no es inteligente; por la otra, vemos un principio inteligente, independiente de la materia. El origen y la conexión de ambos nos son desconocidos. Tengan o no una fuente común y puntos de contacto necesarios; posea la inteligencia su existencia propia, o constituya una propiedad, un efecto; sea ella una emanación de la Divinidad, he ahí lo que ignoramos. Ambos se nos aparecen distintos, por eso los admitimos como integrando dos principios constitutivos del Universo".


jueves, 24 de octubre de 2013

La caridad en acción



“Si tenemos un modelo de caridad a ser seguido por la humanidad es sin duda el de Jesús, que fue el iniciador de la moral pura y sublime, la moral evangélico-cristiana que debe renovar al mundo, aproximar a los humanos de la caridad y el amor al prójimo, y crear entre los hombres una solidaridad común.” El Evangelio según el Espiritismo.

“Servimos para merecer, merecemos para servir cada vez más”. 
Bezerra de Meneses.


por Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 4



En el contexto social en el que nos encontramos actualmente, hemos perdido o nos hemos olvidado de los principios cristianos. No sería extraño si nos preguntásemos por el concepto de caridad y no lo supiéramos definir. Podría venirnos a la mente la tradicional limosna que damos a mendigos de la calle. ¿Pero, sería del todo correcto afirmar que somos buenos cristianos sólo por eso? 
Un día, Dios, en su caridad inagotable, permitió al hombre ver que la verdad disipaba las tinieblas. Ese día fue el advenimiento de Cristo, el cual dejó en sus enseñanzas los mejores y más bellos ejemplos de amor. Existen tantas maneras de practicar ese amor que es difícil afirmar si somos de verdad practicantes de la caridad. Podríamos dividir la caridad en dos grupos principales: la material y la espiritual. La material puede ser, por ejemplo, poner las manos en el bolsillo y sacar algo de dinero y dárselo al prójimo más necesitado. Algo sencillo y bastante usual en nuestra sociedad. En cambio, resulta más difícil practicar la caridad moral, que en muchas ocasiones puede conllevar aproximarnos a aquél que necesita no solamente pan, sino también una palabra de consuelo. Si nos paramos a pensar, a veces nos cuesta mucho ofrecer una mirada de esa naturaleza bondadosa. Ni siquiera es necesario implicarse en la situación ajena, sino sencillamente tratar a todas las personas como hermanos y hermanas, haciendo un esfuerzo por comprender la situación de los demás. Podemos empezar a ser más generosos en nuestro hogar, pacientes y amables con quienes nos aman, y en seguida podemos esforzarnos en amar a quien aún no ha aprendido el significado del amor puro de Jesús. 
En la vida cotidiana damos una moneda cuando es necesario, pero no nos damos cuenta muchas veces de que lo que hace falta es una palabra amiga, una sonrisa o incluso un abrazo fraterno. Nos preocupamos mucho más de lo que van a pensar de nosotros, que del bienestar de nuestros semejantes. 
“¡Caridad! Palabra sublime que resume todas las virtudes, tú debes conducir a los pueblos a la felicidad; practicándose, se crearán para sí mismos alegrías infinitas para el porvenir y, durante su exilio en la Tierra, tú serás su consuelo, el principio de los goces de los que disfrutarán más tarde cuando se abracen todos juntos en el seno del Dios de amor. Fuiste tú, virtud divina, la que me proporcionaste los únicos momentos de felicidad que disfruté sobre la Tierra.”
La caridad es la virtud fundamental que debe sostener todo el edificio de las virtudes terrestres; sin ellas, las otras no existen. Sin la caridad no existe la esperanza en un futuro mejor, ni interés moral que nos guíe; sin caridad no hay fe, porque la fe sólo es un rayo puro que hace brillar a un alma caritativa. La caridad es el ancla eterna de salvación en todos los globos: es la más pura emanación del mismo Creador; es su propia virtud que él da a la criatura.


"Estaba furioso de no tener zapatos; entonces encontré un hombre que no tenía pies, y me sentí contento de mí mismo"



martes, 22 de octubre de 2013

3ª JORNADA ESPÍRITA DE LLEIDA


Por Susana Clavero



Asistimos a la 3ª Jornada Espírita de Lleida del Centro Espírita Irene Solans, la cual el tema que trataba era “Más allá de la Muerte”. La principal pregunta que nos planteaban era: ¿Usted quiere saber que le ocurrirá después de la muerte? Con la cual nos expusieron la siguiente programación de conferencias:




  • Presentación a cargo de Xavier Llobet, Centro Espírita Irene Solans – Lleida. Compartió con todos nosotros, anticipando la presentación de cada conferenciante, psicografías de desencarnados con mensajes y muestras de la vida después de la muerte.
  • Oración de inicio por Santi Gené, Centro Espírita Joana de Ángelis – Reus (Tarragona)
  • Conferencia, “El proceso de la muerte y el duelo en el enfoque espírita”, de Fuen Fernández en compañía de Carmen, del Centro Espírita Manuel y Divaldo – Reus (Tarragona). Ofrecieron una visión médica de la muerte, el procedimiento que realiza la espiritualidad en el momento de la desencarnación y las distintas fases o procesos de duelo de los más allegados. Nos obsequiaron con este mensaje: Morimos como vivimos.
  • Conferencia, “Después de la muerte: explicaciones necesarias”, por Luciana Reis, Centro Espírita Puerto de Esperanza – Villa-real (Castelló). Nos relató detalladamente los diferentes lugares que puede ir un desencarnado, según lo que haya hecho en vida y manteniendo la misma existencia. Con distintos escritos y psicografías, algunos de Maria João de Deus madre de Francisco Cándido Xavier, reforzó dichas explicaciones.
  • Conferencia, “La Ley de Causa y Efecto”, a cargo de Santi Gené, Centro Espírita Joana de Ángelis – Reus (Tarragona). Nos ayudó a esclarecer la importancia de entender que toda acción causa una reacción, influyendo en nuestras vidas lo que decidimos en esta o en anteriores reencarnaciones. Trabajando nuestra evolución con una buena siembra, mejoraremos nuestras futuras cosechas.




  • Conferencia, “Vida después de la vida: evidencias científicas”, por nuestra compañera Eliane Cristina Vieria, Centre Espírita Fraternitat Humana – Terrassa (Barcelona). Basada en un artículo, que junto con una periodista publicaron en la revista “Año Cero”, expuso con detalles y datos estadísticos, las distintas evidencias que ha estudiado la ciencia sobre la vida después de la muerte y la existencia de la reencarnación.
  • Conferencia, “Mediumnidad en los centros Espíritas”, David Estany de la Associació Espírita Otus i Néram – Tàrrega (Lleida), nos explicó la disciplina en una reunión mediumnica; que desde los libros cristianos no censuraban dichas reuniones, pero si las personas que prodigaban el cristianismo; comparando distintos escritos tanto cristianos como espíritas, con ayuda de los libros de Allan Kardec.
  • Después de ofrecernos un tiempo para preguntas a los asistentes, Carmeta nos recitó un poema de Màrius Torres escritor hijo de Lérida (Lleidatà) y que fue nieto de un espírita de dicha ciudad.
  • Como cierre, Manuel Soñer del Centro Espírita Manuel y Divaldo – Reus (Tarragona), con su voz nos invitó a cerrar los ojos, relajarnos y despedirnos con amor y sin dolor de las personas que amamos.



viernes, 18 de octubre de 2013

Estudiando El Libro de los Espíritus

¿Dios existe? Y, si existe, ¿dónde está? 



Para creer en Dios basta con echar una ojeada a las obras de la Creación. El Universo existe. Tiene, pues, una causa. Dudar de la existencia de Dios equivaldría a negar que todo efecto tiene una causa y afirmar que la nada ha podido crear algo.


por Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 4


El Libro de los Espíritus nos trae, en su primer capítulo, definiciones básicas de lo que es Dios, de cómo es posible creer en Él, y sobre dónde estarían las pruebas de su existencia. La pregunta número uno es: “¿Qué es Dios?”. La respuesta es de lo más sencilla y esclarecedora. “Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas”.

El estudio de la primera obra espírita de Allan Kardec nos ofrece aclaraciones que difícilmente encontraremos en otro lugar. Basado en las respuestas de los Espíritus, el libro nos trae definiciones que pueden parecer fruto de un raciocinio lógico o teórico, pero sin estas cuestiones básicas no iríamos muy lejos en nuestros estudios.



Dios es eterno: Si hubiera tenido principio, habría surgido de la nada, o bien hubiera sido creado por un ser anterior a Él. Así, poco a poco, nos remontamos hasta lo infinito y la eternidad. 
Es inmutable: Si Él se hallara sujeto a cambios, las leyes que rigen el Universo no poseerían ninguna estabilidad. 

Es inmaterial:
Vale decir, que su naturaleza difiere de todo lo que llamamos materia. De lo contrario no sería inmutable, debido a que se encontraría sujeto a las transformaciones de la materia.
Es único:
Si existieran varios dioses no existiría ni unidad de propósitos ni unidad de poder en la ordenación del Universo. 
Es todopoderoso:
Porque es único. Si no poseyera el soberano poder habría algo más poderoso que Él o tan poderoso como Él. No hubiera creado la totalidad de las cosas, y aquellas que Él no hubiera hecho serían obras de otro dios. 
Es soberanamente justo y bueno: La providencial sabiduría de las leyes divinas se pone de relieve así en las cosas más pequeñas como en las más grandes, y esa sabiduría no permite dudar ni de su justicia ni de su bondad.

A pesar de las definiciones sobre las características de la naturaleza de Dios, los Espíritus nos relatan que “La inferioridad de las facultades del no le permiten comprender la íntima naturaleza de Dios. En la infancia de la humanidad, el hombre lo confunde a menudo con la criatura, cuyas imperfecciones le atribuye. Pero, conforme el sentido moral se va desarrollando en él, su pensamiento penetra mejor en el fondo de las cosas y se forma acerca de Dios una idea más justa y más de acuerdo con la sana razón, si bien siempre incompleta.”
La pregunta número 9 dice: ¿En qué se conoce, en la causa primera, una inteligencia suprema, superior a todas las demás? 
Tenéis un proverbio que expresa: “Por la obra se conoce a su autor”. Y bien, mirad la obra y buscad al autor. El orgullo es el que engendra la incredulidad. El hombre orgulloso no quiere nada que esté por encima de él, de ahí que se llame “espíritu fuerte.” ¡Pobre ser a quien puede abatir un soplo de Dios!”.
El poder de una inteligencia se juzga por sus obras. Puesto que ningún ser humano puede crear lo que la Naturaleza produce, la causa primera es, por tanto, una inteligencia superior a la humanidad. 
Sean cuales fueren los prodigios efectuados por la inteligencia del hombre, tiene ella también una causa, y cuanto más grande sea lo que realiza, tanto más grande será la 
causa primera. Esta es aquella Inteligencia que constituye la causa primera de todas las cosas, no importa el nombre con el cual la designemos.
La armonía que rige las fuerzas del Universo muestra combinaciones y miras determinadas y, por lo mismo, revela un poder inteligente. Atribuir la formación al azar sería una falta de sentido, por cuanto la casualidad es ciega y no puede producir los efectos de la inteligencia. Un azar inteligente dejaría de ser tal.
La inteligencia de Dios se pone de manifiesto en sus obras, así como el pintor en su tela. Pero las obras de Dios no son Dios mismo, de la manera que el cuadro no es el artista que lo concibió y ejecutó.
No sabemos todo lo que Dios es, pero sabemos todo lo que no puede dejar de ser, y aquel sistema se halla en contradicción con sus atributos más esencia les, porque confunde al Creador con la criatura, del mismo modo que si se pretendiera que una máquina ingeniosa fuese parte integrante del mecánico que la ha diseñado. 


miércoles, 16 de octubre de 2013



La educación espírita en las primeras fases de la vida
por Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 3


El mayor objetivo de educar es orientar en la búsqueda del conocimiento. Educar con responsabilidad es enseñar al aprendiz a tener percepción de la realidad, con una visión crítica de mundo. Educar con sabiduría es educar con el ejemplo. ¿Hay mejor modelo de dignidad, caridad y amor al prójimo que Jesús? ¡Seguramente no!

Sus enseñanzas nos traen el mayor ejemplo a ser seguido como modelo para toda eternidad. ¡Es la mayor herencia que podemos recibir!

Los primeros educadores son los padres, responsables de la misión de dar las primeras enseñanzas a nuestras pequeñas criaturas. Son ellos los titulares de los primeros contactos afectivos. El niño tiene una nueva oportunidad de perfeccionamiento del alma a través de la reencarnación, y los padres a través de la educación de sus hijos.
La familia es la institución elegida por Dios para la gran tarea de dar las primeras enseñanzas de la nueva existencia y para el fortalecimiento de los valores éticos y morales de la nueva juventud.
¿Y cuando empezar a plantar la semilla del amor divino? ¿Hay una época cierta?
Sabemos que el vínculo afectivo entre la madre y el hijo empieza mucho antes del nacimiento. La embarazada, buscando acercar cada vez más el vínculo afectivo, puede y debe hablar con el hijo acariciarle a través de su pensamiento y contacto, y mostrarle amor. ¡Aunque no conozcas al bebé, ámalo! Intenta mantener la tranquilidad, no hagas uso de ninguna sustancia perjudicial para tu hijo ni para ti. Ámale para que este vínculo sea lo más sano posible. 



Sugerimos la práctica de “El Evangelio en el hogar”. Se trata sencillamente de hacer la lectura en voz alta del Evangelio redentor y orar de corazón, todas las semanas, para mantener el equilibrio dentro del hogar. 
“Cuando el Evangelio penetra en el hogar, el corazón se abre más fácilmente al divino maestro”.  Emmanuel.
¿Te preguntas si hay un mejor momento para enseñar las sublimes enseñanzas del Maestro Jesús? ¡Sí: hoy! No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy decía un viejo sabio. 
Y, ¿por qué no mamá, empezar a transmitir a tu hijo, no solamente tu amor, sino también el Amor mayor? No hay amor mayor que el que Jesús nos enseñó. ¡Qué bello sería aprender de los propios padres el amor puro y sublime que Jesús predica!
En CEADS, en la evangelización infantil, los monitores espiritistas consideramos que la educación del Espíritu es complementaria a la educación reglada que los niños y jóvenes reciben en sus escuelas e institutos, ya que allí su instrucción es sesgada por una perspectiva dual. Nosotros debemos potenciar su ser desde la visión unicista, para que puedan percibir el mundo desde una realidad más amplia. No pretendemos que sean espiritistas. Esto cabe a su libre elección y con el tiempo. Nosotros sólo pretendemos educar bajo la conciencia ampliada que nos permite vernos como hermanos, conviviendo en un universo donde somos co-creadores. 
Nuestros actos y pensamientos inciden en la vida y necesitamos la visión del alma para que esa influencia surja desde el respeto, la vivencia solidaria y el diálogo. La pedagogía espiritista ofrece esta visión sin crear adeptos. Educar educándonos. Ésta es la propuesta educativa”. Teresa Vázquez.
¡El día para empezar a evangelizar y autoeducarnos, es sin duda HOY!