jueves, 31 de octubre de 2013

CIENCIA Y ESPIRITISMO


La medicina del cuerpo y del alma 



Por Jonathan Levy y Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 6


La medicina es una de las ciencias que más ha contribuido a la mejora de la calidad de vida de la humanidad, teniendo por objeto la conservación y el restablecimiento de la salud. Lucha esforzadamente en contra de la muerte y por el mantenimiento de la vida orgánica. 
Cada nuevo descubrimiento nos lleva a la conclusión lógica de que todavía nos falta mucho para el conocimiento completo de la complejidad física del cuerpo humano. 
La medicina ofrece todo un arsenal de fármacos, cirugías y otros tratamientos para el control de numerosas dolencias, y ha progresado aceleradamente en el campo del diagnóstico a través de la ayuda que la tecnología le brinda en sus diferentes ramas. La medicina se ha desarrollado a tal punto de encontrar las causas moleculares, infecciosas y genéticas de las enfermedades. 

El Espiritismo, como ciencia, trata del origen, naturaleza y destino de los Espíritus, de su relación con el mundo físico y de todas las consecuencias morales que de estas relaciones se desprenden; tiene mucho que aportar para la comprensión integral del ser en sus aspectos físico, fluídico y espiritual, y la forma como cada uno de estos niveles interactúan en los procesos de salud y enfermedad. 

Si la medicina estudia la fisiología del cuerpo, el Espiritismo estudia la fisiología del alma, desentrañando de ella las causas profundas de muchas patologías que el ser humano experimenta. El Espiritismo busca aliviar el dolor y el sufrimiento moral de las criaturas por medio de terapias dirigidas al Espíritu y procura la salud integral escindiendo del alma los núcleos patológicos que ella tenga. 
El Espiritismo comprende que el verdadero proceso curativo se establece de adentro hacia afuera. 

El Espiritismo sostiene que las causas de las enfermedades son antes de nada espirituales y provienen, en ocasiones, de causas que encontramos en vidas pasadas, que por ley de causa y efecto los humanos en su transcurrir evolutivo generan y experimentan. Así mismo, ofrece la profilaxis más segura y eficaz para las enfermedades a través de la reforma íntima del ser en base a los parámetros de la ley del amor que Jesús nos dio. También, profundiza sobre la interacción constante del mundo espiritual sobre el físico, de los Espíritus en los tejidos de la mente humana. 
A diferencia de la medicina, el Espiritismo no ve en la muerte la antítesis de la vida, sino la continuidad de la misma, en la dimensión espiritual correspondiente que LA PERSONA se haya hecho acreedora. 

El Espiritismo nos enseña que los tratamientos médico-quirúrgicos aunados a la fe divina, constituyen una potente fuerza terapéutica para el paciente. Ofrece, además, el remedio del amor, cuyos efectos fisiológicos no han sido completamente estudiados por la ciencia. El Espiritismo busca que el médico-espírita desarrolle su capacidad intuitiva para ponerla al servicio de la comprensión íntima de sus pacientes. Si la medicina analiza todos los fenómenos en esta dimensión espacio-tiempo, el Espiritismo amplía estos horizontes para comprender la multi-dimensionalidad en la que vivimos. Así, como la física estudia las leyes que rigen el mundo y el universo, y así como la medicina estudia las leyes de la fisiología que rigen el organismo, el Espiritismo estudia las leyes morales y espirituales que rigen la humanidad. 
El Espiritismo es una ciencia enteramente dedicada al bien, con sus bases fundamentadas en el Evangelio, en las leyes de la creación y en la comunicabilidad de los Espíritus. Reconoce el respeto a la vida desde el momento de la concepción y condena su interrupción, respetando y teniendo en cuenta la complejidad y la delicadeza que envuelve a cada caso en particular. 
Reconoce el principio de inmortalidad y la reencarnación. El ser no es nuevo al nacer. Reconoce el libre albedrío, y que los seres humanos están sujetos a las consecuencias de sus propias acciones, buenas o malas. 
Aclara que las enfermedades son, además de consecuencia de las transgresiones de las leyes naturales, el resultado de los compromisos asumidos por el propio Espíritu o impuestos por la justicia divina. En el concepto cristiano, la enfermedad representaría un estado relacionado con la propia imperfección moral. Las desigualdades orgánicas vienen dadas como consecuencia de las desigualdades morales-espirituales. 




Gracias a Allan Kardec y a otros autores posteriores, los Espíritus nos relatan en numerosas obras la relación existente entre la materia, el espíritu y el periespíritu. Algunos autores traen definiciones y relatos de la vida espiritual, como por ejemplo, el Espíritu Joseph Gléber en su libro Medicina da alma, psicografiado por el médium Robson Pinheiro; y el Espíritu André Luiz, en la obra Nuestro Hogar, psicografiada por el médium Francisco Cândido Xavier, de los que hablaremos en las próximas ediciones de la revista.


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