Mecanismos de la mediumnidad
¿Cómo se da una manifestación?
Wellington Bossi, revista Visión Espírita nº 10
Para comprender cómo se establece una comunicación mediúmnica es necesario entender algunos conceptos básicos sobre el mundo invisible, el significado de médium, sus funciones y sus características. Como iniciación aconsejamos principalmente dos obras de Allan Kardec, El libro de los Espíritus, y El libro de los Médiums. De momento comentaremos los principales conceptos de la comunicación mediúmnica, del carácter moral, la afinidad y la responsabilidad del médium.
La palabra médium tiene su origen en el latín y significa “medio”, indica precisamente el medio o puente a través del cual los espíritus pueden comunicarse con los hombres.
La mediumnidad es una facultad existente en todos los seres humanos, por medio de la cual los espíritus desencarnados pueden comunicarse con los espíritus encarnados. Desde que existen hombres, existen espíritus; si éstos han podido comunicarse debe haber sucedido por tanto en todos los tiempos. Es una facultad independiente de las condiciones morales del individuo, se encuentra tanto en los dignos como en los indignos, sin embargo no sucede lo mismo con la preferencia que dan los buenos espíritus a los médiums. Según Kardec, depende de una organización física más o menos apropiada para manifestarse. Todos somos médiums porque percibimos en mayor o menor grado la influencia de los espíritus y porque transmitimos hacia el ambiente de la materia los más variados influjos de nuestro espíritu, influenciando los otros con nuestros pensamientos, actos y sentimientos. Las personas que demuestran su facultad de manera ostensible, es decir, claramente caracterizada, en que el fenómeno se percibe nítidamente, quienes sienten que algo les domina la mente o la voluntad, quienes padecen perturbaciones psíquicas; estas personas son seres necesitados de un desarrollo mediúmnico disciplinado y bajo supervisión de personas experimentadas.
La primera obligación es comprender y aprender la moral de Jesús, incluso antes de entregarse a las grandes tareas doctrinarias, pues de otro modo podrá estropearse con el personalismo en perjuicio de la tarea a desempeñar. El primer enemigo del médium reside dentro de sí mismo; frecuentemente a
causa del personalismo, la ambición o la rebeldía en el desconocimiento voluntario de sus deberes a la luz de la moral de Jesús. Puede ser habitual la
aparición de factores de inferioridad moral que llevarían a la falta de vigilancia, a la liviandad y a la confusión en los propósitos.
La práctica de la mediumnidad en el Espiritismo no tiene como meta la producción de fenómenos físicos destinados a despertar a los incrédulos, o curar enfermedades orgánicas y espirituales como única finalidad. Las actividades sanadoras permiten mostrar al ser humano, que estamos constituidos por algo más que materia sólida.
De manera muy general podemos dividir en tres partes el concepto de médium.
Para estudiar el conjunto del mismo nos dedicaremos a comprender mejor su existencia y funciones, por tanto consta del cuerpo físico, el alma (siendo el espíritu, ligado directamente con el cuerpo físico, durante la etapa de la encarnación) y el periespíritu.
El origen del nombre “periespíritu” viene de la palabra griega “peri”, alrededor. Se trata de una envoltura semimaterial que envuelve al espíritu durante el período de encarnación. Sirve de lazo de unión o intermediación entre el espíritu y la materia. En los espíritus errantes constituye el cuerpo fluídico del espíritu. Poder explicar con detalle el periespíritu es, según el Espíritu Emmanuel una tarea extremadamente difícil pero podemos entender algunas de sus funciones principales que son personalizar, identificar y personalizar el espíritu, principio de las comunicaciones mediúmnicas, transmitir la acción del espíritu sobre la materia y archivo de las experiencias del recuerdo. Según la estructura neurológica y organización fisiológica del médium, el periespíritu hace vibrar ciertas zonas del sistema nervioso central que responden proporcionalmente a su educación, así en la medida en que se establece el proceso de resonancia de la zona vibrada con las del desencarnado comunicante, se establece la interacción entre mente encarnada - mente espiritual. En ese momento, si la zona sensibilizada es la de la motricidad, los miembros superiores e inferiores podrán ser accionados, ocurriendo fenómenos de locomoción como la escritura, así como otros movimientos corporales.
Formado por sustancias que vibran bajo el influjo del campo electromagnético, sobre el cual se ajustan, los fluidos periespirituales revisten a la mediumnidad de características originales. "En razón de su naturaleza etérea, el espíritu propiamente dicho no puede obrar sobre la materia grosera sin intermediario, este es, sin el lazo que constituye lo que vosotros llamáis el periespíritu, eso os da la llave de todos los fenómenos espiritistas materiales" (El Libro de los Médiums. II; IV, 74: 9)
Entonces cuando un espíritu tiene la intención de comunicarse se aproxima al médium, y si el médium lo permite se sintoniza con el espíritu permitiendo la comunicación. Es por medio del periespíritu del médium que se establecerá la comunicación.
Para desarrollar facultades mediúnicas, primero es necesario el estudio y la reforma moral, la protección basada en la caridad (escudo del médium) y siempre bajo el amparo de una casa espírita seria.
No se recomienda ninguna práctica fuera de un centro espírita por carecer de la protección espiritual necesaria.
Para profundizar en los conocimientos mediúmnicos recomendamos empezar con las obras fundamentales de la codificación de Allan Kardec.
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